Marie Meurdrac. La química benévola

En el siglo XVII apareció el primer tratado de química escrito por una mujer, Marie Meurdrac. La chimie charitable et facile en faveur des dames se publicó en París en 1666.

Comenzó el tratado sólo por conservar sus conocimientos sobre técnicas y aparatos de laboratorio, metales, preparación de medicinas simples y cosméticos, pero se vio tentada de publicarlo pues, como afirma en el prólogo de su obra, si las mentes de las mujeres se cultivaran, igualarían las de los hombres:

Marie Meurdrac


Cuando inicié este pequeño tratado, fue únicamente para mi propia satisfacción, así como para no olvidar los conocimientos adquiridos a través de un largo trabajo y reiterados experimentos. No puedo ocultar mi satisfacción, viéndolo acabado mejor de lo que esperaba, y sintiendo la tentación de publicarlo. Tengo razones para sacarlo a la luz, y razones para mantenerlo oculto y evitar exponerlo a la censura general. En ese dilema he estado cerca de dos años, indecisa. Me convencí a mí misma que no era el menester de una mujer enseñar; que ella ha de permanecer en silencio, escuchar y aprender; sin dar testimonio de sus conocimientos. Que no le pertenece ofrecer una obra al público, y que esta reputación normalmente no es ventajosa, ya que los hombres menosprecian y censuran siempre lo que produce el espíritu de una mujer. Además, los secretos no han de divulgarse, y finalmente, es posible que a mi forma de escribir se le pueda hacer algún reproche.

Por otro lado, me siento orgullosa de no ser la primera en publicar algo. Los espíritus no tienen sexo, y si los de las mujeres se cultivaran como los de los hombres, y se emplease la misma cantidad de tiempo y esfuerzo en instruirlas, podrían igualarlos. Que nuestro siglo ha visto nacer mujeres para la prosa, la poesía, la lengua, la filosofía, y el mismo gobierno del Estado no cede un ápice a la suficiencia y capacidad de los hombres. Además, esta obra es útil por contener cantidad de remedios infalibles para la curación de enfermedades, para la conservación de la salud, y diversos secretos poco conocidos a favor de las damas, no sólo para conservar sino también para aumentar las ventajas que han recibido de la naturaleza; es minuciosa y enseña fielmente y de manera familiar a llevarlos a la práctica con facilidad, y que sería pecar contra la caridad ocultar estos conocimientos que Dios me ha dado, y que pueden ser provechosos para todo el mundo.

Este es el único motivo que me ha empujado a publicar este libro. Espero que el público lo acepte de buen grado, y que no se pare a juzgar la cortesía de mi estilo, sino el tema que trato, en cuanto a aprovechar mis preceptos y ser exactos en las operaciones que se molestará en practicar. Solicito esta gracia a los que tendrán a bien ensayarlos, y que se distribuyan libremente entre la gente pobre los remedios que he probado hasta la actualidad, ya que les enseño a prepararlos prácticamente sin gasto alguno. Y como es justo, finalmente, que saquen provecho de mis desvelos, les ruego por todo reconocimiento acordarse de mí cuando hagan caridad, y hacerme partícipe del mérito de sus buenas obras […]

En lo referente a las damas, se sentirán satisfechas de saber, sin tomarse la molestia en operaciones […], con el tiempo que necesitarían para ello […] y temiendo no tener éxito, yo me implicaré personalmente cuando me concedan el honor de comunicármelo, y tomaré cuidado de preparar yo misma lo que se desee que yo enseñe. He dividido este libro en seis partes: en la primera he tratado principios y operaciones, compuestos, recipientes, hornos, fuegos, características y pesos. En la segunda hablo de la virtud de los Simples, de sus preparaciones y de la manera de extraer las sales, las tinturas, las aguas y las esencias. La tercera trata de los animales; la cuarta, de los metales; la quinta, del modo de preparar los compuestos medicamentosos, con varios remedios todos experimentados; la sexta es a favor de las damas; en ella hablo de todas las cosas que llevan a conservar y mejorar la belleza. He hecho lo que ha estado en mi mano para darme a explicar claramente y facilitar las operaciones. No he querido guardarme mis conocimientos, y asegurar que todo lo que enseño es verídico, y que todas mis medicinas han sido experimentadas.


Fuente: Chimie charitable et facile en faveur des dames, 2ª edición, Lyon, 1680.

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