La paciencia: transformadora del mundo


Existen varias definiciones que pueden aplicarse al término paciencia. Podríamos considerarla como la capacidad para soportar con resignación desgracias o infortunios. También podría aplicarse a la calma para realizar trabajos minuciosos o de mucho detalle, o a la persona con lentitud excesiva. Sin embargo, me quedaré con otra acepción de la palabra: tranquilidad para esperar.
En realidad, su origen viene del latín patior, páteris que significa padecer. De aquí que, en medicina, se denomine al enfermo (al que padece) como paciente.
Volviendo al significado de paciencia como "tranquilidad para esperar", me hice la siguiente pregunta: ¿cuánto hubo que esperar para que el mundo donde vivimos tuviera su aspecto actual? ¿Cuánto tiempo pensamos que fue necesario desde la formación de nuestro planeta hasta la aparición de la especie humana?
En el siglo XVII era comunmente aceptado que la Tierra tenía una antigüedad de uns 6000 años, a raíz de que el arzobispo irlandés James Ussher realizara un cálculo basado en la Biblia. Afirmó que el momento de la Creación tuvo lugar el 23 de octubre del 4004 a.C. Por esa misma época, el naturalista francés Georges Buffon trató de estimar la edad del planeta calculando el tiempo que tardaba en enfriarse una esfera caliente, trasladando el resultado a la Tierra desde su formación como una masa incandescente. La cifra se elevó hasta los 75000 años.
Fue el geólogo Charles Lyell al observar cómo, por ejemplo, terrenos que hoy estaban a 1000 metros de altitud, antiguamente se encontraban en el fondo del océano debido a los fosiles de conchas marinas hallados en ellos, se planteó que el relieve de la Tierra no sólo había experimentado grandes cambios desde su creación, sino que eran necesarios lapsos de tiempo mucho más largos para que estos cambios sucedieran. Para Lyell, las mismas modificaciones inapreciables que se dan en la actualidad, habían formado montañas donde antes había llanuras, y habían emergido tierras que antes estaban sumergidas.
Con el estudio de las rocas y los fosiles que contenían, Lyell estimó que la edad de la Tierra era de unos 600 millones de años.
Pero las cosas volverían a cambiar con el descubrimiento de la radiactividad. Los elementos radiactivos se convirtieron en herramientas muy eficaces para fechar la antigüedad de las rocas. Hubo que esperar hasta 1953 para que el geoquímico Clair Patterson pensara en analizar de esta manera los meteoritos caídos a la Tierra, al considerarlos material sobrante de la formación del sistema solar. Cuando Patterson obtuvo los primeros resultados, se puso tan nervioso que se dirigió al hospital por si estaba sufriendo un ataque al corazón: 4550 millones de años.
Finalmente, se situaba la edad de la Tierra en el lugar correcto, y se tenía testimonio del principal ingrediente para formar montañas y valles, o para separar continentes: la paciencia para que cambios imperceptibles logren acumular resultados apreciables. Si tenemos mucho tiempo disponible y se desea presenciar cómo se moldea nuestro mundo, sólo hemos de sentarnos y observar, eso sí, armados de mucha paciencia.

Comentarios

  1. Jose...paciencia que es el arte de saber, significar, tomar conciencia de que la naturaleza humana es así. Debemos aceptar las situaciones, para no asustarnos cuando los resultados no sean proporcionales a los esfuerzos.
    Es necesario despertar una y otra vez y tomar conciencia que se vive una sola vez.
    Para alcanzar una cumbre alta, nos acompañará en la pendiente de la ascensión, un ángel: la paciencia. Suerte.
    Besos.

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