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Revisitando "El mago de Oz" (y II)

(viene de la parte I ) Cuando un poco de caos es saludable Mientras se dirigían a Ciudad Esmeralda, el espantapájaros y el hombre de hojalata no eran conscientes de que, desde el punto de vista físico, ambos ansiaban lo mismo: una estructura disipativa. El primero, que le pediría al mago de Oz un cerebro, colocaría en su cabeza de paja un sistema que se mueve continuamente entre períodos de calma y de inestabilidad que aseguran su capacidad para gestionar información y resolver dilemas. Cuando una neurona se dispara, puede provocar que sus vecinas se disparen provocando una avalancha de actividad que, sin embargo, no conduce al desorden. Como en el montículo, donde cada grano de arena mueve a otro grano de arena, cada neurona activa, en promedio, a otra neurona. Así, las avalanchas son parciales, nunca lo derrumban todo. Pero es que, además, hay grupos de neuronas que se sincronizan para dispararse a una frecuencia diferente al de otros grupos, como lo harían diferentes emisoras de rad

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